El silencio de los justos

0.0/5 | 0


Me escribías cartas sobre tu ciudad

hablándome de todo lo que

comenzaba a desaparecer,

de las cansadas y tristes confesiones

en los finales de fiesta...

en la última todo fue entregado a las llamas

infancia, mujer, ciudad, pueblo; los más viejos

olvidaron lo que habían sido sus vidas

o eligieron no volver

a hablar de ellas.



Tenías los ojos llenos de lágrimas y no parabas de reír,

luego caíste sobre el pasto y yo hice lo mismo para no

sentirme perdido otra vez.

Es mentira que la violencia y la pobreza

hayan sido hermanas,

no es verdad esta historia, escucha, no en mis manos,

no con lo que te estoy dando,

tienes que ver, despertar,

debes aprender

a mantener silencio

cuando sólo hablas con el fin de completar las frases

y sentirte seguro, dijiste,

para luego quedarte mirándome seria

sin decir nada

durante lo que se sintió como un minuto completo;

luego las preguntas y los deseos,

tengo miedo a desaparecer, concluiste,

eso es a lo que más temo,

a que todo esto, nada de lo del mundo fuera de verdad,

¿te imaginas? y caería para siempre

¿te imaginas que estuviéramos cayendo para siempre?

Yo también tengo el mismo sueño

cada noche,

te respondí en voz baja, sin aliento...



Hemos secado las lágrimas de los niños

con el gemido de las leyendas

de las almas que han desaparecido…

Bajo el agua ahora

se revelará el

puñal,

pero mi cuerpo está preparado para morir,

cuando el miedo te ciegue,

sólo libérame a la corriente del río

y no vuelvas a mencionar mi nombre...

¿Estás ahí o estás bebiendo el dinero de los diamantes?

estás ahí o aún crees en los profetas que hablan de la

pasión perdida:

la sangre de los cachorros pertenece al océano, así fue

que lo escribimos…



…Te veías hermosa esa noche, veinte años atrás

mirando alrededor por algo que hacer...

mi padre te hablaba pacientemente

sobre el significado de los sueños

en la historia de una ciudad

y te protegía cada vez que te perdías a ti misma

intentando recordar a tu familia

y el camino de regreso a casa.

A veces bebo pensando en él, y en los fines de semana

viajo hasta su tumba

para ver sus ojos cerrándose otra vez

cerca de tu sonrisa

anunciada por el presentimiento de la sangre oculta...




Las palomas de la catedral cruzan el sol

que comienza a morir otra vez,

y recuerdo, lo veo en la rabia

con la que te levantas del suelo,

en tu corazón siempre hubo un pueblo,

estabas feliz de ver la lluvia de invierno

escuchando la voz de los maestros,

reías cuando estabas melancólica

y querías que te abrazara, como en un grito

en la cumbre de un barranco

con los ojos heridos por el brillo del sol.

Mano a mano en el camino las ilusiones,

los signos protectores

tras las huellas de los pies heridos

el imperio de los corazones en llamas,

el secreto mortal que defendiste con inocencia

en un rincón para que nadie te oiga llorar.



La pequeña voz de la vida que parecía decir que

corrieras de ahí,

tus pequeños dedos en mis hombros,

tu estómago palpitante de miedo liberaron al sentido

peregrino que limpia mi rostro...

Entre las cuatro tierras perdidas

nos hicimos viejos,

soñamos con caer finalmente en sus brazos...

Wersje wiersza


 
KOMENTARZE