El silencio de los justos | wersja: 20.02.2011 14:21

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Me escribías cartas sobre tu ciudad hablándome de todo lo que comenzaba

a desaparecer, de las cansadas y tristes confesiones en los finales de fiesta...

en la última todo fue entregado a las llamas

infancia, mujer, ciudad, pueblo; los más viejos olvidaron

lo que habían sido sus vidas o eligieron no volver a hablar de ellas.



Tenías los ojos llenos de lágrimas y no parabas de reír,

luego caíste sobre el pasto y yo hice lo mismo para no sentirme perdido otra vez.

Es mentira que la violencia y la pobreza hayan sido hermanas,

no es verdad esta historia, escucha, no en mis manos, no con lo que te estoy dando,
tienes que ver, despertar, debes aprender a mantener silencio

cuando sólo hablas con el fin de completar las frases y sentirte seguro, dijiste,

para luego quedarte mirándome seria sin decir nada

durante lo que se sintió como un minuto completo; luego las preguntas y los deseos,

tengo miedo a desaparecer, concluiste, eso es a lo que más temo,

a que todo esto, nada de lo del mundo fuera de verdad,

¿te imaginas? y caería para siempre

¿te imaginas que estuviéramos cayendo para siempre?

Yo también tengo el mismo sueño cada noche,

te respondí en voz baja, sin aliento...



Hemos secado las lágrimas de los niños

con el gemido de las leyendas de las almas que han desaparecido…

Bajo el agua ahora se revelará el puñal,

pero mi cuerpo está preparado para morir,

cuando el miedo te ciegue, sólo libérame a la corriente del río

y no vuelvas a mencionar mi nombre...

¿Estás ahí o estás bebiendo el dinero de los diamantes?

estás ahí o aún crees en los profetas que hablan de la pasión perdida:

la sangre de los cachorros pertenece al océano, así fue que lo escribimos…



…Te veías hermosa esa noche, veinte años atrás

mirando alrededor por algo que hacer...

mi padre te hablaba pacientemente

sobre el significado de los sueños en la historia de una ciudad

y te protegía cada vez que te perdías a ti misma

intentando recordar a tu familia y el camino de regreso a casa.

A veces bebo pensando en él, y en los fines de semana viajo hasta su tumba

para ver sus ojos cerrándose otra vez cerca de tu sonrisa

anunciada por el presentimiento de la sangre oculta...




Las palomas de la catedral cruzan el sol que comienza a morir otra vez,

y recuerdo, lo veo en la rabia con la que te levantas del suelo,

en tu corazón siempre hubo un pueblo, estabas feliz de ver la lluvia de invierno

escuchando la voz de los maestros, reías cuando estabas melancólica

y querías que te abrazara, como en un grito en la cumbre de un barranco

con los ojos heridos por el brillo del sol.

Mano a mano en el camino las ilusiones,

los signos protectores tras las huellas de los pies heridos

el imperio de los corazones en llamas, el secreto mortal que defendiste con inocencia

en un rincón para que nadie te oiga llorar.

La pequeña voz de la vida que parecía decir que corrieras de ahí,

tus pequeños dedos en mis hombros,

tu estómago palpitante de miedo liberaron al sentido peregrino que limpia mi rostro...

Entre las cuatro tierras perdidas nos hicimos viejos,

soñamos con caer finalmente en sus brazos...

Wersje wiersza

 
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