ATARDECER MADRILEÑO

autor: Alejandro Pedregosa
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La tarde era un cadáver
con lagunas de estaño en las mejillas.
De las terrazas brotaba
el fruto masticado que escupían las altas oficinas.

El licor golpeando en la curva de los labios,
una mujer desnuda gritaba entre la gente,
decía, desquiciada, que le habían robado su abrazo de mar,
su silencio de estatua.

Honrados ciudadanos: hermosos peces con escamas rojas,
como tú, en fuga permanente.



 
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