NUNCA FUIMOS A BOLONIA

A mi hermana Loli


Yo nunca fui a Bolonia ni siquiera
conocí los hombres de otras ciudades.
Tampoco tú fuiste a Bolonia nunca.
No habrían faltado brazos
a nuestras cinturas estrechas
pero el mundo era pequeño y cerrado
sin más lenguas extrañas
que el maullar de los gatos
que comían de tu mano en las acequias.
Tú tenías que asomarte al balcón
y despedir los miedos de la escuela.
Tú tenías que enseñarme el misterio
de la nieve sobre los coches quietos,
de la noche que suda pesadillas
en colchones de cuadros,
del compás de las palabras que rasgan
las ropas en la Plaza de los Lobos.
A veces me miro en tus ojos y te pregunto:
¿estuviste en San Petronio o en la fuente
de Neptuno, te llamaron la atención
las sirenas que nadan en su fondo?
Mi risa siempre es de estudiante
si encuentra en ti tu magisterio,
aunque nunca vayamos a Bolonia.